Los
apóstoles no comulgaron de rodillas. Los primeros cristianos no
comulgaban de rodillas ¿Por qué esa manía de querer que todo el mundo
comulgue de rodillas como si de un gesto corporal dependiera mi fe en la
presencia real? Yo me paso dos horas arrodillado
ante el Santísimo en adoración como signo de mi fe en la presencia
real. Yo creo firmemente en la presencia real de Cristo en la
Eucaristía, no necesito siquiera un milagro para creerlo, siempre he
creído en ello. Mi fe no se basa en gestos externos. Yo comulgo de pie,
aunque no comulgo en la mano. Algunos dirán que comulgar de rodillas
significa adoración. Pero yo digo que la genuflexión es más signo de
adoración que estar de rodillas. Nos arrodillamos ante una imagen de la
Virgen y no es adoración, sin embargo, sólo hacemos genuflexión ante el
Santísimo porque este gesto sólo significa adoración, mientras que
arrodillarse no es un gesto sólo de adoración. Yo prefiero hacer una
genuflexión antes de comulgar y comulgar de pie y en la boca. Para mí
significa más que comulgar arrodillado, ya que arrodillarse no es
siempre un gesto de adoración mientras que la genuflexión sí lo es
siempre.
Así
lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies, y
el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. (Ex 12,11)
¿Qué interpretación analógica se puede usar para este texto? ¿Qué relación guarda con la comunión eucarística?
¿Qué interpretación analógica se puede usar para este texto? ¿Qué relación guarda con la comunión eucarística?
Los
fieles están de pie desde el principio del canto de entrada, o bien,
desde cuando el sacerdote se dirige al altar, hasta la colecta
inclusive; al canto del Aleluya antes del Evangelio; durante la
proclamación del Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe y la
oración universal; además desde la invitación Oren, hermanos, antes de
la oración sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa... (IGMR 43)
Muchos
piensan que estar arrodillados es mejor que estar de pie, porque
arrodillarse tiene más significado. Sin embargo, estar de pie en la
celebración litúrgica tiene un significado muy profundo y muy cristiano:
ESTAR DE PIE: Es una forma de demostrar nuestra confianza filial, y nuestra disponibilidad para la acción, para el camino. El estar de pie significa la dignidad de ser hijos de Dios, no esclavos agachados ante el amo. Es la confianza llana del hijo que está ante el padre a quien respeta muchísimo y a quien al mismo tiempo tiene cariño. Al mismo tiempo, al estar en pie manifestamos la fe en Jesús resucitado que venció a la muerte, y la fe en que nosotros resucitaremos también; el estar agachado y postrado no es la última postura del cristiano; sino el estar en pie resucitado.
Recordemos lo que nos dice Jesús:
"No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer". (Jn 15,15)
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? 6 . No está aquí, ha resucitado». (Lc 24,5-6)
No tengáis miedo de ser hijos de Dios y de tratar a Dios como vuestro Padre. Ésa es la voluntad de Dios, es el regalo más grande que hemos recibido. Es lo que nos diferencia de las demás religiones en las que todos son siervos de Dios, pero nosotros hemos sido hechos hijos. ¿Comprendes lo que eso significa?
ESTAR DE PIE: Es una forma de demostrar nuestra confianza filial, y nuestra disponibilidad para la acción, para el camino. El estar de pie significa la dignidad de ser hijos de Dios, no esclavos agachados ante el amo. Es la confianza llana del hijo que está ante el padre a quien respeta muchísimo y a quien al mismo tiempo tiene cariño. Al mismo tiempo, al estar en pie manifestamos la fe en Jesús resucitado que venció a la muerte, y la fe en que nosotros resucitaremos también; el estar agachado y postrado no es la última postura del cristiano; sino el estar en pie resucitado.
Recordemos lo que nos dice Jesús:
"No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer". (Jn 15,15)
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? 6 . No está aquí, ha resucitado». (Lc 24,5-6)
No tengáis miedo de ser hijos de Dios y de tratar a Dios como vuestro Padre. Ésa es la voluntad de Dios, es el regalo más grande que hemos recibido. Es lo que nos diferencia de las demás religiones en las que todos son siervos de Dios, pero nosotros hemos sido hechos hijos. ¿Comprendes lo que eso significa?
Cada
parte de la Misa representa un momento de la Pasión. Por ejemplo,
cuando el sacerdote se acerca al Altar representa la subida
de Cristo a Jerusalén, así como la subida al Monte de los Olivos donde
nos dio el Semón de la Montaña y también
la subida al Calvario. La liturgia eucarística representa todas las
enseñanzas y discursos de Jesús, como el Sermón del Monte donde nos dejó
las Bienaventuranzas. La Misa tiene
esa misma estructura, primero el alimento de la palabra y luego el pan.
En el momento del canto del Gloria nos unimos a los ángeles en Belén
que cantaban
al gran Misterio de la Encarnación y del Nacimiento del Niño Dios. En
el Santo nos unimos a los cantos de aquellos que recibían a Jesús como
Rey cuando entraba en Jerusalén en aquel Santísimo Domingo de Ramos. De
esta
manera, cantando el Santo, le aclamamos como el Rey de nuestras vidas,
nuestro Rey para siempre. En el momento de la consagración se representa
y se hace presente
el sacrificio de Cristo en la Cruz, y la simbología que lo expresa es
precisamente la consagración por separado del pan y del vino, expresando
la muerte, donde la sangre ha brotado fuera del cuerpo. Por eso se
consagran por separado, porque es signo de sacrificio. Por eso Jesús en
la Última Cena utilizó ese signo de su sacrificio. Cuando decimos:
"Señor, no soy digno de que entres en mi casa..." recordamos no sólo lo
que dijo el
Centurión, sino que nosotros le estamos diciendo lo mismo como
preparación para que habite en nuestras almas, en nuestra morada o
castillo interior. La comunión significa la
Resurrección y el encuentro con sus discípulos durante los 40 días
siguientes. El canto de despedida significa ese envío final de Jesús
en su ascención y en Pentecostés, el envío a anunciar el Reino de Dios a
toda la creación.
Es
una lástima que se empleen fuerzas para combatir sin tregua algo que es
mucho más antiguo en la tradición de la Iglesia como lo es el comulgar
de pie, y se le rebaje como a algo que no tiene sentido, que dificulta
la vida espiritual. Es increíble comprobar cómo crece la superficilidad
en muchos fieles al pensar así. Dios tenga piedad de nosotros y envíe su
Espíritu Santo para que renueve la faz de la tierra y a su Iglesia.
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